Historias de Futbol: La Furia Española
Antecedentes
El 1 de septiembre de 1575 se produjo la segunda quiebra de la Hacienda Real de Felipe II, lo cual hacía imposible el abono de las pagas que se debían a los soldados del ejército de Flandes, algunas de cuyas unidades llevaban más de dos años y media sin cobrar, por lo que tenían que vivir de la población a la que usualmente robaban. En julio de 1576 el tercio de Valdes se amotinó por el mismo motivo y ocupó la ciudad de Aalst para saquearla. El Consejo de Estado, con los miembros leales a la corona arrestados por orden de los nobles flamencos Heese y Climes y apoyándose en la indignación por los desórdenes y el cansancio de la guerra, autorizó que la población de los Países Bajos a que se armase para expulsar a todos los españoles, soldados o no, y puso bajo su mando a unidades valonas y alemanas para luchar junto a los rebeldes holandeses contra las tropas españolas. Aprovechando la situación, las tropas rebeldes intentaron apoderarse del castillo de Amberes.
El saqueo
El 3 de octubre las tropas rebeldes entraron en la ciudad, cuyos gobernadores les habían abierto las puertas, y tomaron posiciones para asaltar el castillo defendido por tropas españolas al mando de Sancho Dávila. Los amotinados, que habían rehusado anteriormente obedecer cualquier orden sin haber cobrado antes las deudas, al tener noticia del ataque, marcharon toda la noche en dirección a Amberes para ayudar a los sitiados, llegando a la ciudad la mañana del día cuatro. Consiguieron entrar en el castillo y reunirse con otras unidades que acudían desde diferentes lugares. A pesar de que las tropas rebeldes eran mucho más numerosas, los amotinados y la guarnición del castillo se lanzaron al ataque por las calles de la ciudad haciendo huir a los holandeses. Algunos de ellos se refugiaron en el ayuntamiento, que los soldados incendiaron, propagándose las llamas por la ciudad. Acto seguido procedieron a saquear la ciudad durante tres días contándose los muertos por millares.
Consecuencias
La indignación de las provincias y el Consejo de estado por el saqueo no tuvo límites. El día 8 de noviembre firmaron la pacificación de Gante que exigía la salida de los soldados españolas de los Países Bajos, acuerdo que Don Juan de Austria tuvo que aceptar para no perder totalmente el control de las provincias.
Con el saqueo de Amberes y la marcha de los tercios del ejército de Flandes, se perdió el fruto de diez años de esfuerzos por parte de la corona para recuperar el control de las provincias rebeldes.